Con lagrimas como puños (figuradas en general y literales de vez en cuando) tecleo estas tristes letras horas antes de abandonar el paraiso en que han discurrido los maravillosos dias que ahora tocan a su fin.
Soy una persona que no se entristece con las despedidas, no mas de lo justo y necesario al menos, pues soy muy consciente de que una despedida es la unica posibilidad de que haya un nuevo reencuentro.
Y a pesar de que es exactamente asi como estoy encauzando estos momentos, no puedo evitar que se me coja una angustia pequeñita aqui a la altura de la boac del estomago que me apretaba con especial crueldad cuando hace mas o menos una hora me despedia de mis niños entre abrazos y besos sabiendo que tardare un tiempo en el mejor de los casos en volver a verlos; y el ver en sus caras la expresion de tristeza que acompañaba sus palabras "maehtro, yo no quiero que te vaya... maehtro porque no te queda?" la verdad es que no ayudaba en absoluto a hacer el trago mas llevadero.
Con todo y con eso, hoy ha sido un dia digno del magico fin de fiesta en el que me hayo desde ahora y hasta que mañana me las pire totalmente.
Hemos pasado toda la mañana jugando al "gran juego del universo" (recordad lo de las semanas tematicas y que esta es la de los planetas) y con cada grupo metido en su "nave" (convenientemente dibujada con tiza en el suelo de uno de los patios) hemos bailado, cantado, nos hemos pintado las caras unos a otros y en general lo hemos pasado como enanos...
Todo ello finiquitado con el conveniente y refrescante manguerazo minutos antes de comer para luego pasar al agridulce momento ya comentado de las despedidas; agridulce sobre todo porque aunque sea un momento intrinsecamente triston por su propia naturaleza e idiosincrasia, en pocas ocasiones en mi vida (me atreveria a decir que en ninguna) he sido consciente de haber recibido tanto cariño y amor como con los abrazos, besos y multiples expresiones de indole afectiva de estos niños.
http://elarranllador.blogspot.com/
Soy una persona que no se entristece con las despedidas, no mas de lo justo y necesario al menos, pues soy muy consciente de que una despedida es la unica posibilidad de que haya un nuevo reencuentro.
Y a pesar de que es exactamente asi como estoy encauzando estos momentos, no puedo evitar que se me coja una angustia pequeñita aqui a la altura de la boac del estomago que me apretaba con especial crueldad cuando hace mas o menos una hora me despedia de mis niños entre abrazos y besos sabiendo que tardare un tiempo en el mejor de los casos en volver a verlos; y el ver en sus caras la expresion de tristeza que acompañaba sus palabras "maehtro, yo no quiero que te vaya... maehtro porque no te queda?" la verdad es que no ayudaba en absoluto a hacer el trago mas llevadero.
Con todo y con eso, hoy ha sido un dia digno del magico fin de fiesta en el que me hayo desde ahora y hasta que mañana me las pire totalmente.
Hemos pasado toda la mañana jugando al "gran juego del universo" (recordad lo de las semanas tematicas y que esta es la de los planetas) y con cada grupo metido en su "nave" (convenientemente dibujada con tiza en el suelo de uno de los patios) hemos bailado, cantado, nos hemos pintado las caras unos a otros y en general lo hemos pasado como enanos...
Todo ello finiquitado con el conveniente y refrescante manguerazo minutos antes de comer para luego pasar al agridulce momento ya comentado de las despedidas; agridulce sobre todo porque aunque sea un momento intrinsecamente triston por su propia naturaleza e idiosincrasia, en pocas ocasiones en mi vida (me atreveria a decir que en ninguna) he sido consciente de haber recibido tanto cariño y amor como con los abrazos, besos y multiples expresiones de indole afectiva de estos niños.
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